¿De qué hablamos cuando hablamos de Biodiversidad? Inmiscuyéndonos en su etimología, el prefijo “bio” nos revela “vida”. ¿Entonces? ¡Que viva la diversidad de vida sobre la Tierra! Esa que posibilita nuestra propia existencia. ¿Acaso no somos uno más en el Planeta Tierra? Con tamaña conciencia de dicha convivencia y subsistencia colectiva, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha establecido el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica para alzar en su nombre una bandera unánime. ¡Ayudémosla a flamear bien alto!
Amparados
¿Por qué un 22 de Mayo? La fecha rememora el aniversario de la aprobación del Convenio sobre Diversidad Biológica, allá por 1992. De carácter jurídico internacional, el objetivo de este tratado apuntó a la promoción de iniciativas en pos de una existencia sostenible, procurando la conservación de especies y ecosistemas; así como el controlado aprovechamiento de los recursos genéticos. ¿Cuáles serían? Desde los insectos que polinizan las plantas, hasta las bacterias microscópicas que se utilizan para elaborar quesos. Sin olvidarnos de la amplia variedad de ganado y cultivos propios de cada ambiente, esos que posibilitan la vida aún en las más disímiles condiciones. En resumidas cuentas, cabe concluir en que la humanidad no ha hecho más que depender de los recursos genéticos para alimentarse; al tiempo que ha sabido potenciarlos mediante prácticas agrícolas y ganaderas. Y este asunto también nos compete a todos. ¿Vamos a las contundentes y esclarecedoras cifras? Más de 3000 millones de personas dependen de la Biodiversidad marina y de los litorales para su subsistencia; al tiempo que otros 1600 millones dependen de los bosques. Entonces… ¿Cuántas personas verían amenazadas su existencia ante la degradación del Planeta y su Biodiversidad?
Uno para todos, todos para uno
Clarito como el agua resulta el hecho de que todos los seres vivos -humanos incluidos- conforman una red de interacción vital en compañía del agua, suelo y aire circundantes; e inmersos en sus respectivos ecosistemas: desiertos, humedales, bosques montañas, paisajes agrícolas…Todo funciona como una auténtica maquinita. Por lo que es necesario mantener cada pieza en su lugar y óptimas condiciones. No vaya a creer que este entramado interactivo se ha dado de puro azar nomás…Nada de eso, la Biodiversidad actual no es más que el resultado de millones de años de evolución. Esa en la que han intervenido procesos naturales; pero en la que el hombre también ha metido mano; acentuando una tendencia que crece día a día. El asunto pasa por hacerlo de forma correcta, justa y equitativa. A fin de cuentas, y como ya hemos dicho, la diversidad biológica -esa de la que también somos parte- nos provee de un vendaval de recursos capaces de sustentar nuestra vida. Y no sólo de alimentación va la historia. Los recursos biológicos también posibilitan el desarrollo de industrias tales como la farmacéutica y la cosmética, la industria de la madera y el papel, y hasta la construcción.
No resulta difícil, entonces, deducir que toda amenaza a la Biodiversidad no hace más que amenazar nuestros medios de vida. Desde los insumos más básicos -llámese alimentos, medicamentos o fuentes de energía- hasta toda posibilidad de disfrute y recreación. ¿O acaso sería posible el turismo? Sin embargo, la contaminación, la destrucción de hábitats naturales, la tala indiscriminada, la contaminación y la agricultura intensiva parecen ir a contramano de toda teoría. De tomar conciencia va la cuestión; o al menos el principio de ella. Y, sin dudas, este 22 de Mayo puede ser un buen momento para comenzar a hacerlo.