Cauquén, el migrante del Nuevo Mundo

FOTOTECA

Desde la Patagonia hasta las pampas, el cauquén es migrante de ley. Naturaleza del ave más pesada del mundo y con acento sudamericano.

Aves del Viejo Mundo, esas son las avutardas: recorren y sobrevuelan los esteparios ambientes de aquellos pagos con toda su contundencia a cuestas. Pues se trata de las aves voladoras más pesadas del planeta (llegando a superar los 20kg, en el caso de algunos machos). Su porte y estampa no es moco de pavo. Allí están ellas, con sus patas fuertes y sus dedos grandes; con sus alas largas y anchas. ¿Será que nuestros tátara, bisa o abuelos directos creyeron encontrar semejante criatura también aquí, de este lado, en el Nuevo Mundo? Avutardas, sí. Así las llamaron también, aunque ellas, aves nativas de Sudamérica, ya habían recibido su bautismo, y de la mano de quienes compartieron su propio hábitat: los mapuches. Con ustedes, el cauquén.

De enciclopedia

Para la vista de los recién llegados, los cauquenes semejaban avutardas; aunque por sus hábitos herbívoros se las ubique hoy en igual nicho ecológico que a los gansos. ¡Y eso que están emparentados con los patos! Es que se trata de una especie de la familia Antiade (del latín anas, “pato”, y del griego ἰδ- id-, “aspecto”). En resumidas cuentas, flor de lío. Con decirle que el cauquén común, una de las tres especies de cauquenes que habitan suelo nacional, es también conocido como avutarda magallánica, cauquén magallánico o ganso de Magallanes. ¿Su nombre científico? Chloephaga picta. Así que mejor vayamos a lo corriente: cauquén común, aquel que cuenta con la compañía de otras dos especies, el cauquén colorado y el cauquén real o de cabeza gris. Veamos de qué va cada uno.

Nido vacío

Más allá de sus diferencias, si hay algo que unifica a las tres especies es su condición migratoria. Aunque cuando marchan, no lo hacen solas. Fuera de la temporada de cría, los cauquenes se desplazan en bandadas. Sociabilidad a la orden del día y alas desplegadas al caer la noche. Así es, su regular presencia en las llanuras patagónicas se ve interrumpida con el soplo de los primeros fríos: la proximidad del invierno obliga a la mudanza hacia la franja central del país, y la partida comienza lejos del alba. Los vuelos se inician al anochecer y duran casi hasta el amanecer. Ya con la luz del día, es el turno de reponer energías en zonas herbáceas y sembraderos de trigos y cereales. Eso sí, nada de volver a partir a la loca: sólo se disponen al vuelo cuando las condiciones climáticas están dadas; de lo contrario, esperan pacientes. Siempre juntos, en comunidad, como también se trasladan, en contingentes de unos 100 ejemplares. ¿El destino exacto? Cada especie atiende su juego. El cauquén común nidifica en Tierra del Fuego, Isla de los Estados e Islas Malvinas; y la migración otoñal tiene como destino el sur de la Provincia de Buenos Aires, La Pampa y Mendoza. Por su parte, el cauquén colorado comparte territorio con el anterior, aunque también anida en Santa Cruz. Mientras que el cauquén real o de cabeza gris habita la Patagonia argentino-chilena desde Neuquén hasta Tierra del Fuego, y migra hacia la Provincia de Buenos Aires y Mendoza.

Identikit

En líneas generales, los cauquenes son aves acuáticas esbeltas, con cuello y cabeza más bien pequeños, y pico corto. ¿Qué si a simple ojo todos resultan iguales? Pues no. Y sus respectivos nombres ya dan algunos indicios. El cauquén real o de cabeza gris ya lo dice todo en su sola mención…o casi. Tiene cabeza y cuello gris, sí; pero también pico y rabadilla negra, además de patas amarillas, vientre blanco y pecho y espalda de un castaño casi rojizo. ¿Un detalle más? Los ojos están rodeados por un círculo blanco. Lo que no podrá distinguir, estimado amigo, caso tenga la chance de encontrarse con alguno a la distancia, es si se trata de hembra o macho: ambos son iguales.
Bien distinto es el cauquén colorado. Es que ya, de por sí, es el más pequeño de las tres especies, alcanzando un peso de aproximadamente 2kg. Su cabeza y su cuello son de un bello marrón canela; mientras que la zona vertebral posee finas líneas blancas y negras, en claro contraste con las patas amarillas.
Y qué hay del cauquén común? Su nombre no tira prenda, aunque tienen sus buenas particularidades. Para empezar, los machos se diferencian de las hembras. Éstos, además de poseer mayor tamaño, son blancos con patas negras y líneas de igual color en el dorso. Las damas, por su parte, son rojizas, con líneas blancas y negras en el vientre; aunque sólo negras en la espalda y el pecho. En definitiva, casi, casi un cauquén colorado; aunque de mayor tamaño.

Para la posteridad

Un detalle curioso, teniendo en cuenta las idas y vueltas ocurridas a lo largo de sus aproximados 30 años de vida, es que se trata de especies monógamas. Así como lo oye, año tras año cada cual encuentra a su respectiva pareja para poder reproducirse. Claro que cortejar a una doña no es tarea sencilla: el hecho se produce en la porción de laguna que las aves eligen para poner sus huevos, y ése es el sitio que los machos defienden a puro picotazo. Por cierto, bien alentados por las damas, quienes aletean en apoyo a su fiel pareja. Porque siempre se vuelve al primer amor, como dicen por ahí. Y porque quien se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. De eso bien saben los cauquenes, de regresar a su Patagonia natal, su seno en el Nuevo Mundo. Allí donde el ciclo de vida de eternos migrantes nunca llega a su fin.