Al vino, vino y al espumante…Champagne

FOTOTECA

A principios del siglo XX se fabricaron los primeros vinos espumantes en Argentina.

Hay vinos de diferentes colores y sabores. Algunos cotizan en años, otros se producen para ser accesibles a la gran mayoría de la población. También hay vinos con burbujas y en rigor sólo algunos de ellos son Champagne, justamente, los que se producen en esa región de Francia.

La clasificación: Tradicional, Charmat o gasificado.

Se denomina vinos espumantes, espumosos o de aguja a los que tienen gas disuelto, producto de una doble fermentación que puede provocarse con azúcar o envasándolo antes que termine de fermentar por primera vez. Entre esta clase de vinos, el Champagne y el cava, este último producido en esa región de España, son los más apetecidos. Se elabora espumantes a partir de varios tipos de uva, especialmente: Chardonnay, Pinot Noir y Pimot Meunier. Además de clasificarse por el método y la región de producción, también se diferencian por color y dulzura, que depende de la cantidad de azúcar agregada tras la segunda fermentación.

  • El Tradicional, Traditionnelle o Champenoise: los vinos elaborados con este método se presentan de color amarillo pálido. Consiste en someter el vino, una vez embotellado, a una segunda fermentación para producir el gas. Este proceso se aplica al champán y es considerado el de mayor calidad.
  • El Charmat o Granvas: consiste en realizar la segunda fermentación del vino en grandes recipientes y embotellar los recién una vez gasificados.
  • El Gasificado: se inyecta el gas directamente en el vino, de manera industrial. Las burbujas obtenidas son más gruesas y ascienden más rápido.

¿Cada vez más brindis?

Hasta hace unas décadas, la mayor parte del consumo en Argentina de vinos espumantes se producía a fin de año, sobre todo para los tradicionales brindis de Navidad y Año Nuevo. Sin embargo, esa tendencia se va generalizando y actualmente innumerables celebraciones o encuentros se acompañan con un chin-chin burbujeante. Según registros del INV -Instituto Nacional de Vitivinicultura-, la producción de espumantes en este país creció más del 150 % en los últimos diez años.

Así en la Champagne como en Mendoza

El investigador Pablo Lacoste, afirma que cuando se habla de vino y de regiones de Europa, la palabra que más aparece entre los argentinos es Champagne. Lo atribuye al protagonismo que tuvieron dos inmigrantes europeos en su producción: en diciembre de 1902, el francés Kalles y el alemán von Toll, ambos radicados en la provincia de Mendoza, lanzaban al mercado los primeros vinos esfumante elaborados en Argentina. Como el de Kalles salió unos días antes, quedó registrado como el primer vino espumante argentino.
No se trataba de un mercado fácil, ya que el producto apuntaba a un sector minoritario que en muchos casos por cuidar las apariencias prefería seguir pagando el precio de importados. Sin embargo, a fuerza del trabajo de sus precursores (¡y brindis!) el consumo de “Champagne” producido en el país se fue generalizando y posibilitando su acceso a mayor cantidad de compatriotas.

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