¿A dónde ir desde que salís del trabajo hasta la madrugada? Muestras imperdibles, un flamante hotel con un wine bar cancherísimo y una pupería para cenar bárbaro y jugar (ajá), etc. Corta con la rutina: te armamos tu salida por el sur.
San Telmo tiene cada vez más musts para visitar en distintos momentos de la noche: desde que salís del trabajo hasta la madrugada. Arte, buen vino, barras, gastronomía. En MALEVA – en la primera serie de #BlendsNocturnos por los barrios porteño – pensamos tres escalas para que encares en una misma salida.Desde un flamante hotel boutique de la misma cadena que Hilton hasta una pulpería que es todo un fenómeno. Cortá la rutina en el sur.
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Cenar, tomarte unos tragos y jugar en pulpería Quilapán. Para ir de 21.00hs hasta las 2.00am
A las 21, después de haber brindado en el Anselmo, y para saciar el apetito, seguí blendeando y dirigite a la pulpería Quilapán. Allí te esperan platos elaborados y jugados: bondiola de jabalí salvaje a la sidra Real, anís estrellado o un gigot de cordero marinado, entre otros. Este lugar es – entre las nuevas coordenadas del sur de la ciudad – uno de los más convocantes y está en boca de todos. El arquitecto francés, Gregoire Fabre, y su pareja suiza, Tatiana Michalski, restauraron esta casona antigua ubicada en la calle Defensa que devino en un espacio folclórico y a su vez moderno: es un oasis de campo en medio de la ciudad. En Pulpería Quilapán hay elegancia, tradición, poesía y mucho para hacer. Hay almacén, hay bar, hay club social.
Retoma la idea de las antiguas pulperías y promete una agenda dinámica, siempre. Todos los jueves hay diferentes “catas pulperas”, desde cervezas Achuma hasta cata especial de escabeches y, por supuesto, vinos riquísimos. En su almacén (otro recoveco para explorar de la casona) podés conseguir desde una genial botella de Moett hasta un exquisito chutney de mango, y obvio, los mejores quesos, como el Quartirolo de Juan Grande.
Pulpería Quilapán es una experiencia vital que reivindica las tradiciones y no es nostálgica, si no divertida: mesas de ping pong, mesa de “sapo”, y hasta un metegol. Da para quedarse hasta las dos de la mañana y coronar un blend que fusiona lo divertido y lo relajado en los spots exclusivos del casco histórico de la Ciudad.