Casa MeMo, sustentabilidad a domicilio

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Primera edificación 100% sustentable del país, la casa MeMo ratifica, todo buen hábito empieza por casa. Procurar un planeta mejor, también.

Si las buenas costumbres empiezan por casa, cierto es que a la casa MeMo no le cabe más que lo dicho, y en el más literal de los sentidos. De pie en el bonaerense partido de San Isidro, esta pionera 100% sustentable (¡la primera a nivel nacional!) marca un camino digno de transitar en materia edilicia. Y como empresa B, vaya sí desde la pulpería Quilapán nos hacemos eco de ella. ¿Gusta en conocerla? Después de usted…

Verde que te quiero verde

La sustentabilidad fue el quid de la cuestión desde el minuto cero. Sí, sí. Incluso desde la elección del propio lote: un terreno desde y hacia el que su propietaria pudiera desplazarse a pie o en bicicleta, sin que medie huella de carbono alguna por locomoción motorizada. Como segunda medida, éste debía ser también apto para jardines, aquellos en los cuales, así como en las cubiertas, pudiera utilizarse vegetación nativa. Así es, paisaje natural al servicio de las visuales y la ecología urbana, reducción de efluentes pluviales incluida. Verde por aquí y verde por allá, para arriba y para abajo, a través de un sistema de rampas pobladas de vegetación con las que conectar los diferentes niveles de la casa, dando la sensación de una ininterrumpida terraza-jardín. ¿Huerta? Desde luego. La producción de alimentos vegetales es otra de las máximas de la casa MeMo. ¿Ambiciosa intención, verdad? A las pruebas nos remitimos, no imposible.

Una cuestión constructiva

Y porque de posibles es que los sueños se concretan, la casa MeMo llevó su buen trabajo tras bambalinas. Imagine usted, para poder generar la suerte de parque nativo antes mencionado, fue preciso aplicar la lupa de la botánica y estudiar a cerca de las especies originarias de la eco-región. Mismo, a la hora de los materiales concretos, el rastreo zonal fue indispensable. ¿Motivos? Una vez más, recurrir a las fuentes más inmediatas. E, incluso, a la reutilización de los propios sobrantes; cosa de reducir residuos. En este sentido, la creación de una compostera para los desechos biodegradables fue de la partida. Por lo que la sustentabilidad también fue parte del propio proceso constructivo.

Naturaleza, divino recurso

Imagine pues, que los recursos son para la casa MeMo un asunto mayúsculo. Y para ello es que se han realizado intervenciones puntuales. Un eficiente uso del agua –aplicación  de tecnologías en residuales y utilización del agua de lluvia para riego (cualquier similitud con la pulpería Quilapán no es mera coincidencia)– y un alto aprovechamiento de energía –a partir de una estratégica orientación de la vivienda y la instalación de paneles solares– marcan el ritmo sustentable de la casa. En función de esto último, también se colocaron vidrios DVH para aumentar la aislación térmica, además de procurar ventilaciones cruzadas en pos de un regular temperaturas a bajo impacto.

“Creemos que los edificios, como las personas, son algo más que la suma de sus partes. Creemos que es posible lograr una síntesis de diseño, función y contexto.” Afirman desde Bam! Arquitectura, estudio que concibió a la sustentable criatura que es la casa MeMo. Y en el rompecabezas de 215 m2 cubiertos, 32m2 semi-descubiertos y 133m2 de superficies verdes cubiertas, vaya si el “todo” es mucho más que una simple adición. De pie desde el año 2016, la casa MeMo resulta acaso la mejor analogía del planeta que nos contiene; pero, por sobre todas las cosas, del modo de habitar en él.