Catamarca es un compendio de bellezas naturales. Es una provincia rica en imágenes de las más variadas y diversas que pudieran concebirse.
Una auténtica naturaleza
Podés encontrar dentro de su territorio termas, como las de Fiambalá, o la Cuesta del Portezuelo que te dará una inusitada vista panorámica. Serás rico en encontrarte con arqueología ancestral en La Tunita o en mirar extrañado un campo de Piedra Pómez. Es inconmensurable en su variedad toda provista por la auténtica naturaleza que se propaga sin intervención humana. Hay polos turísticos, sí, pero lo verdaderamente central se encuentra en su gente que mantiene a flor de piel todas las tradiciones.
La fiesta del sol
También llamada Inti Raymi, apelando a la conservación del lenguaje de los pueblos originarios, esta fiesta se hace justamente porque los primeros habitantes de la tierra sienten con la llegada del invierno un cambio de procesos de trabajo. Es el momento en que la tierra empieza su descanso para el desarrollo productivo que tras la época invernal se ha de iniciar. En una leal consonancia, Catamarca festeja e invita a que todos, cada uno desde su lugar, venere la tierra por su gratitud y puesta a nuestro servicio.
Aloja y chicha; charqui, chafaina y carbonada
Típicas y tradicionales, estas son exquisiteces catamarqueñas que no debés dejar de probar. La aloja está hecha en base a algarroba fermentada y la chicha es el resultado de la fermentación del maíz en agua azucarada. Charqui, chafaina y carbonada son, por su parte, alimentos en los que la carne seca, en guiso o las verduras toman protagonismo para que el paladar deguste un clásico sabor catamarqueño. Y de postre Mazamorra, que cuando el maíz blanco espesa y se mezcla con azúcar queda “caliente para quemarse los dientes”.
Sabores y miradas, paisajes y tradiciones, Catamarca es un territorio que cala hondo en el ser de cualquiera que se adentre a conocer “los mil distintos color de verde”.