Corrientes: advertencia de payé

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Es una provincia celosa de sus tradiciones. Raíz guaranítica y memoria de la conquista española se funden en los colores del agua.

Existe una provincia Argentina con fama de poderes milagrosos. Eso sí, también está signada por una maldición gitana: Enamora. ¡Chaque con acercarse mucho, paisano! Corrientes tiene payé, se escucha decir por ahí, aunque nadie sepa qué es, ni con qué se cura. Por las dudas, esta pulpera lo previene. Preste atención a los encantos que siguen, después ¡no diga que no le avisé!

Uno: hermano del mar

El Paraná es un río inmenso que nace en el Matto Groso brasileño. Su nombre, en guaraní, es una forma de decir, “pariente del mar”. Las aguas del Paraná bañan las costas correntinas de Norte a Sur y de Este a Oeste. Acompañan su paso playas amplias o barrancas imponentes. Si no es el Paraná será el río Uruguay; algún estero o una laguna los que invitan siempre al chapuzón. En Corrientes el universo entero se vuelve anfibio. Eso sí, tanta agua dulce convoca al silencio, y a una sensibilidad aguda. Es parte del hechizo.

Dos: República mítica

Algo tendrá que ver el agua para que las historias y los seres mitológicos sean aquí parte del paisaje. Será además por esa herencia de la palabra como bien sagrado para los guaraníes, primeros habitantes de estas tierras. El “avañe’ẽ” es el idioma de las palabras-alma. Debe ser por eso que las leyendas perduran de generación en generación y que en todos lados brotan duendes dispuestos a cuidar la naturaleza.

Tres: Neike chamigo

Si Argentina entra en guerra, Corrientes la va ayudar, dice un dicho popular. Es un modo de rendir homenaje a soldados que participaron en distintas batallas a través de la historia. Por ejemplo al escuadrón de Cazadores Correntinos, que combatió durante las invasiones inglesas. También a los soldados que integraron el Ejército del General correntino José de San Martín, durante el cruce de los Andes. Además, es una voz de ánimo, que se refuerza en el chamamé, esa musiquita que tras escucharla por primera vez, acompaña siempre. Uno modo de cantar, ante toda adversidad: “Neike Chamigo, para salvarse, hay que juntarse y arremangarse”.

¿Se da cuenta lo que le decía? Ahora, si de todos modos se anima, visítela igual. Paisano prevenido vale por dos. ¡Palabra de pregonera pulpera!

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