Da y da la madre naturaleza, en esa infinidad de recursos que agua, aire y tierra nos proveen. Pero, ¿qué pasa cuando solo de nosotros depende?, ¿cuando no hay más recurso vital que ese que podemos darnos nosotros mismos? Si piensa que la respuesta es tan simple como, “dar”, pues de ello van éstas líneas. En tanto del dicho al hecho, tenemos un largo trecho. Y en ese acortar distancias es que andamos si de donar sangre se trata.
De corazón a corazón
Donar sangre es entonces tan crucial como dar vida. Por no decir, lo mismo. Pues es ella nuestra savia, pero he aquí lo que la torna un recurso tan preciado en su compartir: la sangre humana solo puede producirla el ser humano. Por lo que donar sangre es, inevitablemente, un acto revestido de altruismo que, anónimamente y sin obligación alguna, se sucede corazón a corazón, así, en metafórico sentido. Pues más bien es de vena a vena, aunque con los procedimientos y garantías acorde de por medio (¡no vaya a creer que la cosa se sucede derecho viejo, como en aquella primera transfusión realizada por el Dr. Luis Agote!). De allí la importancia de conocer no solo la seguridad que reviste al proceso para derribar todo tipo de miedo, inseguridad o desconfianza; sino también comprender en números la urgencia de que los donantes seamos cada vez más.
Dar y recibir
Vea usted, la sangre puede ser precisa tanto para accidentes, como cirugías –entre ellas, nada menos que trasplantes– e incluso tratamientos oncológicos, entre otros. De hecho, tan requerido es este elixir de la vida no eterna, que en Argentina se necesitan más de 4 mil transfusiones por día. Aún así, solo 1,5% de la población tiene el hábito de donar. Sí, hábito, porque la sana costumbre no es común. Aunque lo más curioso es que, estadísticamente, se cree que 9 de cada 10 personas necesitarán sangre para sí mismas o alguien cercano en algún momento de su vida. ¿Entonces? ¿Qué nos frena a tomar acción ante algo de tan básica y colectiva necesidad? Porque mejor prevenir que apurar, las donaciones voluntarias son salud al pie del cañón, pues implica que los centros de salud cuenten siempre con sangre segura, disponible en el momento en que se la precise y sin que, en un momento difícil per sé, paciente y allegados deban encontrar donantes de apuro.
Dudas afuera
¿Qué si es posible se transmita algún tipo de enfermedad en el proceso de donar sangre? No, pues se realiza bajo la intervención y responsabilidad de un equipo médico para ello capacitado. ¿Requerimientos? Tener entre 18 y 65 años, documento de identidad vigente, buen estado de salud y pesar más de 50kg. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de buen estado de salud? No estar cursando ninguna enfermedad al momento (así como tampoco estar tomando medicamento alguno) ni ser portador de HIV, quedando excluidos quienes hayan tenido enfermedades tales como hepatitis, paludismo o chagas, además de tumores. Embarazos y lactancia también limitan, más no así período menstrual. Aún así, como los depósitos de hierro disminuyen en dicho período, se considera que las mujeres solo pueden donar sangre cuatro veces año, mientras que los hombres hasta cinco. En ambos casos, debiendo haber dos meses de diferencia entre donación y donación. Aún así, la sangre donada no se sentirá “en falta”, ya que de los cinco litros que posee, en promedio, todo ser humano, solo se extraen 450 ml, los cuales se recuperan al día siguiente a la donación.
Media hora, cuatro vidas
Eso sí, no vaya a creer que debe ir a donar sangre en ayunas, como a un examen de rutina. Todo lo contrario. Se recomienda desayunar con normalidad y haber bebido abundante líquido (también después de donar), además de 6 horas previas de necesario sueño. Luego, el acto en sí no dura más de media hora. Apenas 30 minutos que pueden salvar hasta cuatro vidas, ya que, al separarse, el material puede usarse en diferentes pacientes y situaciones. Incluso, no inmediatamente: las plaquetas duran hasta cinco días, los glóbulos rojos hasta 42 días y el plasma hasta un año. Y para seguridad también de quién es transfundido, desde luego, la sangre siempre es analizada antes de utilizarse, de allí que personas con tatuajes también puedan acercarse a donar su reúnen las condiciones generales.
¿Y ahora qué nos dice? ¿Será que entre tod@s somos capaces de construir el nuevo hábito de donar sangre? Si tan solo entre el 3 y el 5% de la población argentina donara 2 veces al año, el 100% de necesidad del país quedaría cubierta. ¿Así no suena tan difícil, verdad? Porque la unión y la voluntad hacen la fuerza. La misión posible.