Que lo suyo es endulzar sin filtros, eso ya se lo hemos contado. Es que el azúcar mascabado va ganando terreno así como fama. Y bien ganada la tiene, pues, lejos de refinamientos, la suya es una misión integral, y en el más literal de los sentidos. Conteniendo el residuo de su propia melaza, el azúcar mascabado aporta dulzura al tiempo que nutre, pues conserva todas sus virtudes minerales consigo. La pregunta es ¿cómo incorporarla a nuestra dieta? Que la imaginación no falte…
Con sello propio
A la hora del té, una cucharadita no solo aportará dulzor sino un más que agradecido dejo a caramelo. De modo que esta buena moza está para mucho más que una infusión. ¿Ha pensado, acaso, el peculiar aporte que puede realizar en materia de panadería y repostería? Y nada de recetas extrañas, pues verá que los clásicos de los clásicos, aquellos para los que recurrimos al refinado azúcar de cada día, también pueden versionarse con mascabado de por medio. ¿La diferencia? Fundamentalmente, dos: color y ternura. La melaza del mascabado siempre oscurecerá las preparaciones, por lo que a la hora de los panificados le sienta bien toda combinarse con salvado o frutos secos. No solo por la mimetización de colores; sino por la buena fusión de sabores. ¿Y qué hay de la textura? Lo dicho: ternura ante todo. Ocurre que el mascabado aporta mayor humedad a las preparaciones, por lo que unas galletas, por ejemplo, sin dudas resultarán menos crocantes pero más airosas.
Siempre listo
Variables aprendidas, llega entonces el momento de experimentar. ¿Qué hay de unos brownies? Dueños de masa húmeda si las hay, el mascabado les calza perfecto. Incluso, como sustituto del cacao, obra y gracia de su acaramelado dejo al paladar. Eso sí, como resultado tendrá unos brownies más bien rubiecitos, pero brownies al fin. Por otro lado, la textrua “pegajosa” que el mascabado obtiene al calor lo convierte un buen ingrediente para elaborar crema pastelera. Aunque con un tinte más parecido al de una crema moca, sin duda resultará mucho más suave y fluida que la elaborada con azúcar refinada. Lo mismo le cabe al dulce de leche casero. Si éste ya sabe a caramelo, con mascabado como azúcar base, el sabor será mucho más intenso, así como la consistencia más cremosa. Y ya saliendo del ámbito repostero, ¿acaso es posible integrar el mascabado a preparaciones saladas? Desde luego que sí. Una vez más, su sabor puede darle nuevos matices a platos agridulces. Y créanos que la lista de aplicaciones sigue…
¿Será que se atreve a probar con el mascabado en su receta o postre preferido? ¿A la hora de un potente y corpulento caramelo para su flan casero? Nunca tan bien dicho, sobre gustos, no hay nada escrito. Por lo que procuramos darle pluma a cuánto se nos ocurra. Si la creatividad lo acompaña, síganos con gula y sin culpa.