Mucho ruido y altas nueces… ¡confitadas!

FOTOTECA

Con bombos y platillos, las nueces confitadas llevan lo mejor del norte a la mesa dulce. Glotonería de la buena en unos simples pasitos.

Bajo la sombra del Ombú pampeano, el gaucho encuentra remedio pa’ su caluroso desgano. Un alto en el camino andado y un buen descanso a puro reparo. Pero dando la vuelta al norte, donde el sol ataca sin defensa de empalizada, la cuestión resulta mejor barajada. Que los Nogales vienen con yapa digna de toda alharaca. ¡Si lo sabrán en los pagos de Catamarca! Allí donde las nueces se vuelven delicia. Dulce receta que aquí compartimos como una verdadera primicia.

Sólo apto para golosos

Las nueces confitadas son un dulce típico de las tierras catamarqueñas. Edén de los edenes para la producción de este fruto seco. ¿Dónde habría de gestarse entonces tan explosiva receta? En perfecta alianza con el dulce de leche y el fondant, las nueces catamarqueñas son una verdadera bomba anti frío. Pura caloría de esas que no meten culpa. A fin de cuentas… ¿a quién le amarga un dulce? Sin más preámbulos, tome nota y ponga manos a la obra.

El paso a paso

  • Nueces peladas (250 gramos)
  • Fondant (1 kilo)
  • Dulce de leche (1/2 kilo)

Porque lo que importa es lo de adentro, esta receta obliga a poner el ojo en las mariposas de la nuez; y no así en el cascarón. Sí, sí. Para que este dulce nos salga redondito, redondito, las dos mariposas deben ser iguales. Una vez superado este desafío, se toma una de las mariposas y se le coloca dulce de leche (de ser repostero, mejor aún). Luego, se le “pega” la otra mariposa cual tapita de alfajor. Mientras tanto, derretimos el fondant (pasta de azúcar) a baño maría y, una vez listo, se viene el “chapuzón”. Bañamos cada par de nueces en el fondant y las colocamos sobre una asadera previamente enmantecada (no vaya a ser que cuando se endurezca el fondant no las podamos despegar). Dejamos enfriar y listo el postre. ¿Sólo postre? Nada de eso. A media tarde, con un tecito, ¡salen como piña!

Para variar

Pero, ¡ojo que nunca está dicha la última palabra! Si se le complica encontrar la “parejita” de mariposas, puede optar por rodear con dulce de leche sólo una de ellas y pegarle luego nueces picadísimas a ambos lados, formando una especie de albóndiga dulce. Y si está difícil conseguir el fondant, tiene una alternativa más casera aún: preparar un glasé real. ¿Cómo? Batiendo dos claras de huevo con unas gotitas de limón procurando una consistencia espumosa. Luego, agregar 50 gramos de azúcar impalpable, volver a batir hasta obtener una mezcla cremosa…y listo el glasé.

Como verá, no queremos que exista excusa capaz de impedirle preparar esta delicia norteña. Eso sí, cuando las tenga listas, ¡no se vaya a olvidar de convidar!