Rodocrosita: nobleza en rosa

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La llamada piedra nacional es símbolo de equilibrio y muestra amorosa desde sus raíces incaicas.

Como un mineral que inspira muchas emociones, la Rodocrosita es popularmente, declarada nuestra “piedra nacional”. Tuvo su nacimiento mítico en la cultura Inca y se le atribuye un amplio espectro sanador, motivo por el cual popularmente se la conoce como la “dadora de vitalidad”.

El volcán fue tu madre

La Rodocrosita es el resultante de un compuesto de Carbonato de Manganeso y su mineralización es de origen volcánico. En nuestro país se explota principalmente en las Sierras Capillitas del Nevado de Aconquija situadas en la provincia de Catamarca. Su nombre deriva de la combinación de las palabras “rosa” y “color” en Griego. Es de las llamadas piedras semipreciosas y presenta distintas tonalidades, de suaves a fuertes pero siempre con el rosa como base, dando lugar a una textura fibrosa que entremezcla vetas de material blanco a grisáceo por la disminución del Manganeso.

La pasión en su origen

Cuenta la leyenda que, entre las jóvenes sacerdotisas preservadas por el dios Inca se encontraba una joven de singular belleza, Ñusta Ajilla que captó la atención del guerrero invencible y curioso, Tupac Canqui. Canqui se enamoró tan perdidamente de ella, que en un claro gesto de profanación, se le acercó en un lugar sagrado. Perdidamente enamorados, decidieron alejarse de las leyes Incas para resguardar sus vidas y su amor. Sin embargo, los maleficios recaídos sobre ellos causaron la muerte de Ñusta que había sido encerrada en la cima de una montaña. Su cuerpo se transformó en un peñasco y florecieron en él pétalos de sangre que formaron rosas. Esas Rodocrositas le permitieron a Tupac reencontrar a su amada petrificada, que sería entonces perdonada y nombrada mártir del amor. Y nació así la “Rosa del Inca” que se enarboló como expresión del amor, del perdón, de la fidelidad y del sacrificio.

Y tal vez porque la pasión fue su emblema es que la Rodocrosita llega a la literatura como el descubrimiento de alguien que, escapando de un desaire amoroso, encuentra un yacimiento que resignifica aquella falta. Él es Roger Caillois, un sociólogo francés cuya historia se incluye en su libro Intenciones. Caillois habría mantenido una relación amorosa con la escritora Victoria Ocampo quien, al enterarse que su amado habría embarazado a una amante en Francia, lo abandona para siempre. Como consecuencia de esta ruptura y por la imposibilidad de regresar a su país por la irrupción de la guerra, Caillois había emprendido expediciones mineras que desembocaron en el hallazgo de Capillita, la mayor fuente de Rodocrosita nacional, en la localidad catamarqueña de Andagalá.

Fuente de sanación

Con este mítico origen, se potencia la fuerza de la piedra como la sanadora de todas las dolencias físicas o espirituales que estén mediadas por el corazón. Es también una piedra aliada para acompañar las afecciones respiratorias puesto que brinda serenidad para lograr estabilidad. Al suavizar e inundar con amor y calma, es también una potencia que activa el sistema circulatorio. Desde lo emocional, tal vez por su tenue y calmo color, ayuda a entablar relaciones buenas y duraderas con el entorno. La creación se pone en movimiento cuando una pieza de Rodocrosita está presente. Se le atribuye un fuerte poder clarificador de ideas. Por ello, si se la sostiene delante de una persona en un momento de ansiedad, seria quizás capaz de lograr un efecto de luminosidad para la resolución del conflicto!

Como la Rosa del Inca o la piedra nacional, la Rodocrosita es una majestad de calidez, equilibrio y buenas intenciones para quien la porta y la admira.

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