Tucumán, pequeño gran paraíso

FOTOTECA

Conocida como el Jardín de la República, Tucumán es la puerta de acceso al Norte Argentino. Sólo hay que animarse a entrar…

“Cuando Dios hizo el mundo, se acordó de Tucumán, lo hizo muy chiquito, para poderlo mirar , lo pintó de verde, y se puso a descansar”. Musa inspiradora del poeta tucumano José Naranjo, esta diminuta provincia es dueña de un encanto natural. En sus 22.524 km2 -superficie que la convierte en la más pequeña del país– conviven verdes impenetrables con montañas que superan los 5.000 metros de altura; selvas exuberantes y tierras áridas, modernas ciudades y pueblos de antaño. Tucumán nos regala sus paisajes de película e invita a hermanarnos con su folclore y sagradas siestas. Tentadora propuesta…

Un poco de historia

¿Cuál es el significado de la palabra “Tucumán”? “Yucuman” -lugar donde nacen los ríos- o “Tucma” -lugar donde terminan las cosas- son vocablos que acusan origen quechua; al tiempo que señalan una valiosa herencia pre incaica. Las fortalezas sobrevivientes en las Ruinas de Quilmes y La Ciudacita así lo atestiguan. Claro que la historia aún reservaría para Tucumán un papel fundamental en los posteriores tiempos de “revolución”. Aquí se libraron grandes batallas contra los ejércitos realistas, bajo el mando de dos acérrimos defensores de la libertad nacional: José de San Martín y Manuel Belgrano. Finalmente, el 9 de Julio de 1816, la Independencia Argentina fue declarada bajo grito unánime.

¡A la mesa…!

La gastronomía es una de las “estrellas” de la provincia. Fusionando elementos de la cocina española con la indígena, ofrece platos a base de maíz (ingrediente nativo) y condimentos fuertes como el pimentón y el ají. Empanadas y tamales encabezan el “ranking”. Aunque una local variante del tamal es la Humita. Elaborada con maíz fresco y queso, se puede cocinar en una chala verde o en un recipiente: la famosa “humita en olla”.

Madre Tierra

La Fiesta de la Pachamama, en Amaicha del Valle, es un “ritual” que toma vida cada mes de febrero. Una lugareña recibe el trono en representación de la “Madre Tierra”, a quien se homenajea con el ancestral canto de joy-joy, desfile de gauchos y pura celebración de parte de todos los parroquianos.

Música, tradición y sabor; Tierra y cielo. Tucumán es puro canto a la vida… ¡y de la buena!

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