Unos 2574 metros de altura y poco más 380 km de distancia de la ciudad de La Paz, capital boliviana. Pero el paladar se inclina por estos pagos; pues Cochabamba es, no en vano, la capital gastronómica de Bolivia. Sus sabores encantan, sus sabores pregonan: tradición, unión, enseñanzas y aprendizajes. Todo ello ha hecho posible el Apthapi 2015, Festival Gastronómico de la Concordia que, allá por el mes de octubre, y de la mano de la Asociación de gastronómicos de Bolivia, ha abierto las puertas de un ancestral universo culinario. No deje de asomarse.
La unión hace la mesa
Pues bien, para entender mejor de que va el asunto, la incógnita a develar es obvia: ¿qué es el Apthapi? Por cierto, mucho más que un festival de gastronomía; sino la tradición que ha inspirado su creación. Aquella que supo nacer, valga la redundancia, en la gestación del cada nuevo año aymara (pueblo nativo del occidente boliviano). Así es, todos los 21 de junio, cuando el sol renace y comienza a tomar fuerzas, tras haber alcanzado ya su estado más débil, el Apthapi compone el banquete. ¿De qué va la receta? Pues no la hay. Esta comida se compone de todo lo que, para entonces, ofrece la tierra; de todo lo que da la cría de animales. Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. Cada cual comparte lo que suelo y ganado producen, pues se trata de un acto de comunión. El Apthapi une a la familia, invita a la reconciliación entre amigos y comunidades que se encuentren distanciadas, disgustadas. A compartir entonces, allí está la clave de esta herencia cuyo nombre proviene de la voz apthapiña, que significa “recoger la cosecha”. Esa de la que todos disfrutan en partes iguales.
Pasando menú
¿Y qué se recoge? Papas, ocas -tubérculos andinos-, choclos, ajíes, habas y chuños -papas secas y deshidratadas-. Mientras que el queso, los huevos, el pescado y la carne también se sirven al aguayo o la bayeta, pues no hay mesa alrededor de la que sentarse. Las telas tendidas sobre el suelo son suficientes para reunir a los comensales. Y de igual modo ha sido la historia en el Aptahpi 2015: jawas phusphu (habas cocidas), kanka (carne asada), jallpa wayk’a (ají amarillo molido con trozos de las colas verdes de la cebolla) fueron algunas de las preparaciones que estuvieron a la orden del almuerzo; mientras que el mut’i (mote desgranado), el millk’itika thixi (queso frito criollo) y el puquta phuthi (plátano cocido), entre otros, se han encargado de saciar las tardes, tal como la tradición lo indica.
De Cochabamba al mundo
Tal como su nombre lo indica, el lanzamiento del festival Apthapi constituye entonces “un factor de hermandad, confraternización y unión de los amantes de la gastronomía”, tal como afirmara Emilio Garnica, representante de la Asociación de Gastrónomos de Bolivia. Y no sólo como una reafirmación de tradiciones; sino como un puente desde el que estrechar la cocina boliviana con el resto del mundo. De allí que se destacara la participación de 14 Chefs internacionales. Entre ellos, el local Franz Corrales, radicado hace 25 años en Washington DC. El retorno a los pagos en ocasión del festival no sólo le permitió compartir sus conocimientos; sino dejar en claro su apoyo a la apuesta local. Aquella por la que, en los cuatro días que durara el evento, ha habido actividades para todos los gustos en intereses. Con escenario en la Universidad UCATEC (Universidad privada de Ciencias Administrativas y Tecnológicas) el Apthapi 2015 comenzó con competencia de escuelas el día jueves 08, continuó con las clases magistrales de los Chefs invitados los días sábado 09 y domingo 10, y cerró el domingo 11 de octubre con la exposición el Apthapi propiamente dicho; al que también se sumaron danzas y entregas de reconocimientos.
Misión cumplida entonces, y con doble propósito. Pues el Apthapi 2015 ha unido a la comunidad; a familias, amigos y visitantes. Pero también a cocineros, aficionados y estudiantes que han dicho presente en Cochabamba. Pura comunión, tal como su espíritu de antaño así lo pregona.