Con el ritmo de esta cumbia
Conquista de aquellas, fue la de la cumbia en suelo nacional. Desde el norte sudamericano, y marchando a puro ritmo, la muy pegadiza arribó haciéndose escuchar. Y sin defensa alguna que impidiera su contagio, no ha hecho más que acoplarse a los ritmos locales para hacerse de su propio lugar: en el norte, en el centro y el litoral. Pues la cumbia también tiene su versión argentina, claro está. Con decirle que ni la pretenciosa Ciudad de Buenos Aires ha podido resistirse a su don encantador. No, señor. Alegre como pocas, esta aplanadora musical no habría de encontrar murallas a las que temiera derribar. Si apenas basta con que suene una cumbia pa’ que hasta el suelo empiece a temblar, y el más incurable de los pataduras también se ponga a bailar. ¿Y usted, que espera para a la pista marchar?
Cumbia americana
¿Se prende con una cumbia de los Wawancó? ¡Qué tiempos aquellos!, diría más de un nostálgico. Pues no vaya a creer que la cumbia es cosa nueva… Corría el año 1955 cuando un crisol de jóvenes universitarios decide formar este grupo. Uno de por aquí y otro de por allá, todos de diferentes países de América. Y así de internacionales habrían de resultar sus éxitos, aún hoy inolvidables. ¡Quien no habrá bailado alguna vez al ritmo de “Villa Cariño”, “Santa Marta”, “Se va el caimán”, “Quiero un sombrero” y tantos más…! Dígalo sin vergüenza, Don, que la afirmación no delata DNI. Los Wawancó bien han sabido perdurar en el tiempo, y han dado flor de puntapié a las gestas venideras.
Con acento nacional
Y mire si le habrán pegaron con polenta y de puntín, que ya para los años ’70, en la provincia de Buenos Aires -pagos en lo que la cumbia encontró tierra fértil para el surgimiento de bandas íntegramente nacionales- surgieron los primeros locales de baile: las conocidísimas bailantas. Claro que la provincia de Santa Fe no se quedaría atrás, pues la cumbia santafesina nacería cual especie de fenómeno provincial y más: ya sea con la guitarra o el acordeón como alma máter de sus piezas musicales (resultando esta última opción la más popular), esta cumbia sería capaz de traspasar los límites de su nacimiento. ¿Le suenan, acaso, Leo Mattioli, Dalila o Los Palmeras? Pues bien, santafecinos de pura cepa, como se dice. ¿Y por el norte, cómo andamos? Allá por los años ’80, la cumbia norteña, afecta al bombo y los teclados, daría vida a una banda célebre: desde Jujuy y para todo el país, nació el grupo Sombras. Aquel que habría de contar con voces tales como las Antonio Ríos y Daniel Agostini. No me diga nada, ya le entraron las ganas de tararear “La Ventanita” y “Pega la vuelta”. ¡Cómo no! Exitasos de los ‘90, si los hubo. Y gran década gran, en materia de cumbia.
Cae como peludo
TODONeuquénPulpería QuilapánMundial 1986
Kizomba, ¿con alma de tango?
Pocho La Pantera, el camaleón
Con el ritmo de esta Cumbia
Achiote, un toque de color
Malambo, hasta que las suelas ardan
De boliche en boliche
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